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Del decir al hacer

Por Diego Grau | Director de GM’s

Existen guardados en los armarios de las empresas, carpetas grandes con varios capítulos que contienen esquemas, propuestas, diagramas, flujos… Alguna vez un gurú escribió y presentó su tratado de todo lo que era preciso hacer en la empresa. Y lo que se suponía que había que hacer no se hizo, y las carpetas quedaron en los armarios.

También existen los hacedores de cosas. A veces un ejecutivo se levanta con ganas de hacer algo, va y lo empieza, sin un análisis previo sobre si lo que se va a hacer va a salir bien. Esto tiene su riesgo de destino incierto:

Si no sabes dónde vas, acabarás en otra parte (L. Peter)

Como todo en la vida, es preciso el equilibrio. Un proceso de pensamiento y de planificación debe llevar a un “proceso de acción”. El proyecto debe ser concretado. Debe obtenerse un resultado.

Los objetivos no generan resultados. Las acciones generan resultados.

Para los ingenieros, un proyecto primero se concibe, luego se hacen los planos, se computa y presupuesta, se hacen cronogramas, y se construye. El proyecto se termina cuando el edificio, el puente, el aparato empieza a ser útil. Si los planos estaban bien, si los cómputos estaban bien, si el presupuesto se manejó bien, el proyecto será un éxito.

En los negocios, en la ingeniería, en las empresas, en la política, en las organizaciones siempre se hacen planes, y se hacen obras. Los planes que no terminan en un proyecto o una obra terminada pueden haber quedado en un ejercicio intelectual de dudosa utilidad.

Pero seguramente las buenas obras siempre han sido precedidas por un buen proyecto y un buen plan. Las empresas, y los negocios, no se planifican con planos como en Ingeniería. Son precisos los Planes Estratégicos de Negocios.

Pero sepamos que siempre:

Es más fácil saber cómo se hace una cosa que hacerla (Proverbio chino).

diego.grau@managersgroup.com